viernes, 26 de septiembre de 2008

INVASION DE PUEBLOS


Que lindo encuentro. Nos veremos allá si Dios quiere. Bendiciones

domingo, 14 de septiembre de 2008

14 de Septiembre. Exaltación de la Cruz


A buen entendedor... pocas palabras. ¡Gracias Señor por ayudarme a cargar la mía!

lunes, 1 de septiembre de 2008

El que quiera seguirme, que renuncie a sí mismo...

... que cargue con su cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida a causa de mí, la encontrará. (Mt 16, 21-27)

En las lecturas del domingo, pudimos escuchar a Jeremías diciendole al Señor: ¡Tu me has seducido Señor, y yo me dejé seducir!
Creo que este es un movimiento interesante que podemos leer a través de la historia: El Señor sale a nuestro encuentro y nos seduce, nos busca. Hasta tal punto, que con el salmista podemos rezar : Mi alma tiene sed de Tí, mi Dios.
El domingo pasado, vimos como Pedro acierta en la respuesta... pero ahora vemos como mete la pata, hasta el cuadril diría yo. Tanto, que el Señor le dice: Retírate de mi, Satanás. Vimos como el Señor el domingo pasado lo felicitaba, porque había abierto su corazón a la Verdad del Padre, y ahora lo reprende por tener el pensamiento de los hombres. creo que en nuestra lucha espiritual muchas veces somos tan impulsivos como Pedro: a veces vamos por el buen camino, pero, en muchas más ocasiones, tropezamos, y caemos con la misma piedra una y mil veces, y el Señor debe reprendernos.
De esta lectura podrían hacerse muchas lecturas, sobre todo de índole vocacional: Quien quiera seguirme, que renuncie a si mismo, cargue con su cruz y me siga. Es lapidario el Señor: con Él es a todo o nada. La media tinta no va.
Sin embargo, a mi me queda resonando en el corazón, y quiero compartirlo con ustedes: "Jesús comenzó a anunciar a sus discípulos que debía que ir a Jerusalén, y sufrir mucho de parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los escribas; que debía que ser condenado a muerte y resucitar al tercer día."
Ocurre inmediatamente después que Él se revelara como Mesías. Es un movimiento que podría resumirse así: ver la Gloria-Anuncio de la Pasión... No es la única vez que podemos ver este movimiento en los evangelios: Sucede en la Transfiguración, en la Última Cena...
Creo que en nuestra vida, podría decirse que acontece de igual manera: ante cada Cruz que debemos afrontar, el Señor antes nos regala un momento fuerte de Gloria, de Su Gloria... para que cuando atravesemos la cruz, podamos ver en nuestro corazón que Él es la salida, que Él es la Salvación. Ahí actúa el Señor. Porque es cierto que cuando estamos angustiados y tristes, no hay manera de sentirse acompañado con otro. En ese momento estamos solos, y apelamos a la memoria, a la memoria del corazón. Por eso el Señor antes de la cruz nos regala momentos de su Gloria, para que en la angustia, cuando apelemos a la memoria del corazón, tengamos ese resquicio de esperanza que nos mostró con su Gloria, y sólo así podamos llevar adelante ese otro mandato tan lindo que nos dió: vengan a Mí los agobiados y afligidos, Yo los aliviaré. Porque mi yugo es suave, y mi carga es liviana. Él ya pagó por todas nuestras cruces. En el momento de la angustia, lo único que nos hace bien es ofrecérsela para que Él la transforme.
¡Que lindo es poder atesorar y agradecerle al Señor por esos momentos que nos regaló!
Que tengas una buena semana y rezá por mí.